Como dice el cuplé famoso, «fumar es un placer». Yo añadiría que viajar es otro.
A lo largo de mi vida he realizado muchos y diferentes tipos de viajes. Unos relacionados con el trabajo, algunos de solidaridad, otros organizados, y bastantes, por mi cuenta. También han sido muy variados en cuanto a su duración: algunos han sido cortos; otros, relativamente largos.
En realidad, los viajes comienzan cuando empiezas a imaginarlos, a soñar con ellos, a ilusionarte con la idea. Porque casi todos los viajes requieren una preparación: desde conseguir información del sitio o los sitios que vas a visitar, situarlos en el mapa, conseguir planos, informarte de las costumbres locales, de sus lugares de mayor interés, de su gastronomía, de su cultura, de su folclore, de sus monumentos, de su música… Eso sin contar con los trámites burocráticos: los visados, que a veces son necesarios; los billetes…
Hay gente a la que esos pasos previos le aburren. A mí no: me van anticipando el viaje y me van colocando la cabeza en el lugar escogido como punto de destino. Incluso cuando el medio de transporte utilizado ha sido el avión y me ha tocado aguantar las tan odiadas esperas en el aeropuerto, lo he considerado como parte del lote: te da tiempo a leer o releer la información que has conseguido, a enfadarte, a ponerte nerviosa, a mirar otra vez los planos y las guías… Aunque se me dan fatal los idiomas, alguna de esas esperas hasta me ha permitido aprender alguna palabra fácil de la lengua del país de destino. Aparte de eso, y dada mi extraña facilidad para encontrar gente conocida en todas partes, no es difícil que me tope en los aeropuertos con gente a la que hacía tiempo que no veía. En el peor de los casos, una cabezadita tampoco viene mal.
Llegada al país elegido, finalmente hago más o menos lo que todo el mundo: ir de aquí para allá sin parar; cargar con maletas y bultos; sentarme en una terraza a observar a la gente, su aspecto, sus gestos, sus miradas; fotografiar cuanto me llama la atención (que suele ser mucho) y tratar de verlo todo en el tiempo disponible, que siempre es, por supuesto, insuficiente. En la medida de lo posible, me gusta intentar participar de las costumbres de la gente del país, comer lo mismo…
Un espacio que me proporciona con frecuencia información muy interesante sobre la realidad social de los países que visito son los anuncios que se ven un sus canales de televisión: dicen mucho de las culturas dominantes locales y de los intereses de las clases mejor instaladas.
Otro punto de información fundamental sobre el modo de ser de los pueblos son sus cementerios. Los cementerios, por paradójico que parezca, retratan muy bien las diferentes formas de vivir. Aunque a veces, como en El Cairo, puedan hacer que te sientas muy mal: en el camposanto de la capital de Egipto viven hacinadas miles de personas.
Van pasando los días, el tiempo toca a su fin, aparece el cansancio físico a la misma velocidad que desaparece el dinero tan celosamente ahorrado durante el año, la maleta va cambiando de forma porque la ropa sucia abulta bastante más que la limpia y yo, inevitablemente, empiezo a bromear protestando con «lo dura y cansada que es la vida del turista». Ya sólo queda coger el camino de regreso.
Y, ya de nuevo en casa, revelar las fotografías, organizar el album correspondiente, ver la inevitable película de vídeo… y contar, contar sin parar el viaje, lo mucho que se ha sentido y conocido, contárselo a todo el mundo que se deja y no huye. Porque contar los viajes es una forma de continuar en ellos, y no quieres que ese placer tan codiciado llegue a su fin.
Pero pronto vuelve la esperanza. Porque, así que pasan unas semanas, ya empiezas a pensar en el siguiente viaje, y a hacer los planes para realizarlo. Lo dije, viajar es un placer!!!!!!!
De acuerdo contigo. Al viajar inicias una aventura que, a diferencia de nuestro día a día, te carga de energía cada instante en que la vives. Te da nuevas experiencias, aventuras y porque no? nuevas personas en tu vida. Definitivamente VIAJAR ES UN PLACER!!
Hola Karem!! Fantastico blog. Yo también creo que viajar es un placer. un abrazo
Pp
Viajar para mi es una manera primeramente de escapar del strees provocado por mis multiples actividades y por otro lado me da la satisfacción de conocer nueva gente, sitios, culturas y/o costumbres. Me fascina viajar y si además de disfrutar de paisajes, monumentos, culturas, recreaciones, etc.,